Joan V.M. Empresario del Sector Carpintería Industrial.
Figueres, Catalunya.
Joan empezó su propio proyecto convirtiendo su pasión en una empresa. Siempre le había gustado transformar la madera, esculpirla y creó una empresa de carpintería industrial. Al principio organizaba la producción en su primer local, un viejo garaje. No tenía forma de saber qué tan rápido crecería su proyecto o cuándo y cómo empezaría a destruir su calidad de vida. Después de varios años de rápido crecimiento, lo que antes era pasión y diversión se había convertido en un lugar al que ir a trabajar, algo que absorbía su energía y le robaba el tiempo que quería pasar con su familia.
Joan llegó a un punto en el que no podía pensar con claridad; las preguntas y los problemas aparecían con tanta rapidez que estaba perdiendo el control. Estaba abrumado por la gran cantidad de horas que estaba trabajando y se sentía impotente para arreglar la situación. No sabía dónde buscar respuestas. Ni hacia dónde se dirigía su vida.
Joan había depositado sus mejores esperanzas en su empresa y se dedicaba a ella con pasión. Durante más de 20 años, había estado trabajando con la misión de proporcionar a sus clientes muebles e instalaciones de madera de calidad, con un alto nivel de personalización. Joan había construido su empresa sobre la base de un valor fundamental: un servicio impecable. Para Joan ausentarse demasiado tiempo de su empresa y perder el control para dedicar un poco de tiempo a su familia, significaba poner en peligro su compromiso de calidad con sus clientes. Entonces, encontró la solución: convertir una parte de sus valores personales en sus valores empresariales.
Joan sabía exactamente cómo quería que fuese la empresa de sus sueños, como debía producir, diseñar y ser percibida. Lo había intentado hacer durante años. Así que creó de nuevo una visión parecida, con la diferencia de que él no aparecía de forma permanente dirigiéndola.
Para confiar la gestión de su empresa a su equipo, Joan tenía que encontrar a sus colaboradores ideales; profesionales que pensasen como él, que hiciesen las cosas como él, que tuviesen aficiones y valores parecidos para poder estar seguro de que tomarían las decisiones correctas sin él.
Para liberarse de las operaciones del día a día, Joan construyó la estructura que ayudó a su gente a ser responsable, tomar decisiones y resolver problemas con máxima autonomía.
Actualmente Joan siente la misma pasión por su empresa que sentía en 1993, cuando empezó. Puede volver a pasarlo bien trabajando cuando quiere. Puede pasar todo el tiempo que quiere con su familia. Y lo más importante, reconoce que aporta mucho más valor pensando estratégicamente que trabajando permanentemente, centrado en los detalles productivos. La clave es aprender a hacer a través de los demás.