Cristina F.B. Empresaria del sector moda.
Barcelona.
Cristina nunca pensó que se convertiría en una empresaria. Pero cuando las circunstancias de su vida le inspiraron a seguir los estudios relacionados con lo que realmente la apasionaba, a conectarse con la gente a través de la moda y el estilo, empezó a desarrollar su proyecto empresarial. Y con gran rapidez empezaron a aumentar las ventas. Pero sin sistemas organizados para gestionar su nueva situación, el funcionamiento de su empresa paso a ser totalmente dependiente de que Cristina estuviese presente en el día a día, para poder asegurarse de que las cosas de hiciesen como ella quería.
Cristina estaba apasionada con el desarrollo de su empresa y se sentía como una hermana mayor para todo su equipo, incluido su hermano menor, a quien había contratado para ayudar. Asumió toda la responsabilidad de cuidar de su equipo, lo que significaba trabajar de 80 a 100 horas a la semana. Pero pronto ella y su pareja tuvieron su primer hijo y todo empezó a cambiar. Rápidamente quedó claro que esta forma de trabajar no era compatible con la joven familia. No podía dedicarse a trabajar con la misma intensidad que antes y, como resultado, todo empezó a desmoronarse. Cristina quería que su empresa sobreviviera, pero también quería darle a su hija pequeña y a la que estaba en camino, la infancia que se merecían. Algo tenía que cambiar rápidamente, era evidente.
Jordi, el coach que Cristina contrató en Àgora Coaching le ayudó a ver cómo la mayoría de los problemas de su empresa eran consecuencia de su falta de liderazgo. Trabajar 100 horas a la semana en realidad perjudicaba a su empresa y no le ayudaba a prosperar. Juntos, construyeron los sistemas que liberaron a Cristina de la dependencia que su empresa tenía de ella y trabajaron duramente para que los integrantes de su equipo se convirtiesen en verdaderos líderes en los que poder confiar para que la empresa funcionara como ella quería.
Cristina siempre trató a su equipo como si fuesen de la familia, un valor importante pero poco eficaz, si no va acompañado de la estructura de gestión clara y eficiente que un equipo necesita para tener éxito. Cristina se dio cuenta de que para construir un equipo en el que confiar, tenía que convertirse en una líder en la que ellos también pudiesen confiar. Así que se centró en convertirse en la líder que su equipo necesitaba para hacer el trabajo sin ella.
Para liberarse de la dependencia que su empresa tenía de ella, Cristina tuvo que construir sistemas de gestión claros que le permitieran a su equipo conseguir sus metas sin su permanente presencia y ayuda. Pero esta estructura de sistemas no solo liberó a Cristina, sino que también permitió que su equipo se sintiera seguro y competente para generar los resultados que se esperaban de ellos.
El éxito es subjetivo. Cristina necesitaba definir qué significaba el éxito para ella para tener claro cómo conseguirlo. Se dio cuenta de que lo que realmente quería era ver crecer y educar a sus hijos, pasar tiempo con ellos y proporcionar a su familia la vida que siempre había soñado. Con la ayuda de su coach, construyó la empresa de sus sueños, una empresa de gran éxito.
Hoy, Cristina vive una vida que nunca podría haber imaginado. Ella y su familia se instalaron en su casa de la Cerdanya y va uno o dos días por semana para trabajar en la sede de su empresa, en Barcelona, realizando la parte del trabajo que más le apasiona. Pasa el resto de su tiempo ejerciendo de madre de sus dos hijas, proporcionándoles la infancia que siempre quiso para ellas.