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La salud financiera de tu empresa

Tal vez uses Google Analytics para obtener una visión por países que visitan tu sitio web. Tal vez incluso uses la última tecnología puntera y un teléfono o reloj inteligente para contabilizar los pasos que das durante el día o cuánto duermes por la noche y la calidad de tu sueño. Pero ¿qué haces para medir la salud financiera de tu empresa? Si tu única medida de rendimiento financiero son las ventas que generas cada mes o el saldo de tu cuenta bancaria, estás pasando por alto una gran cantidad de información sobre su empresa.

Los estados financieros y las mediciones son más que simples números que suben o bajan mes tras mes. Cuentan una historia sobre la salud financiera de tu empresa, su capacidad de crecimiento y su habilidad para sostenerse y sobrellevar los tiempos difíciles. Esta información puede ayudarte a concienciarte sobre las finanzas de tu empresa. Para la mayoría de vosotros tendrá sentido hacer un estudio por lo menos una vez al trimestre, si no mensualmente. Cuando se observan las cosas con demasiada frecuencia, las pequeñas variaciones pueden distraer. Por lo tanto, es mejor establecer un ritmo regular para monitorear tu salud financiera y observar los patrones y tendencias que surgen.

Los tres estados financieros básicos que se deben revisar con regularidad son el Cuenta de Resultados (o informe de pérdidas y ganancias), el Balance General y el Estado de Flujos de Efectivo.

  1. Cuenta de resultados

La Cuenta de resultados está diseñada para mostrar tus ingresos y gastos a lo largo de un período de tiempo. Es como un vídeo que capta todos los cambios que se producen en un período de meses o años. Cualquier tipo de ingreso que generes debe ser listado en primer lugar, seguido de todos los gastos desglosados por categoría. Presta especial atención a los dos márgenes: el margen bruto y el margen de beneficios. Tu margen bruto debe identificar cuánto te cuesta producir cada Euro de bienes o servicios que vendes. Y el margen de beneficio es lo que queda después de pagar todos los demás gastos de la empresa (gastos generales, salarios, impuestos, etc.).

  • Balance general

El balance general muestra tus activos, pasivos y patrimonio en una fecha determinada. Es más bien una imagen de una instantánea en el tiempo. La lógica de un balance es que tus activos siempre son iguales a tus pasivos más tu patrimonio, lo cual tiene sentido cuando se piensa en lo que esas palabras representan. Los activos son todas las «cosas» que posee tu empresa: dinero en el banco, bienes inmuebles que has comprado, edificios, equipos, muebles o activos intangibles como las patentes. Los pasivos son todas las cosas que le debes a otras personas: préstamos que deben ser pagados, saldos de tarjetas de crédito o partes no ganadas de los ingresos que generaste.

El capital se refiere a las partes de la empresa que posees directamente: el capital con que tú y otras personas contribuisteis al principio, y la acumulación de todas tus ganancias. Expresándolo de otra manera, todo lo que tienes en la empresa (tus activos) lo recibiste de una de dos maneras: pidiendo prestado el dinero para obtenerlo (pasivos) o ganándolo (tu propio dinero o las ganancias de tu empresa). Y si tuvieras que liquidar la empresa inmediatamente, convertirías todos tus activos en efectivo, pagarías todas tus deudas y te quedarías con tu patrimonio.

  • Estado de flujos de efectivo

El estado de flujos de efectivo suele ser el más descuidado de los «tres grandes» estados financieros, pero cuenta una historia muy importante. Si comenzaste el trimestre con 200 mil euros en el banco, y tu declaración de ingresos te devolvió una ganancia de 150 mil euros, por lógica deberías tener 350 mil euros en el banco, ¿verdad? El Estado de Flujo de Caja explica todas las formas en que el saldo de tu cuenta bancaria se ve afectado.

Para aprovechar al máximo los «tres grandes estados», hay muchas ratios que puedes usar para añadir más contexto a tus datos financieros. A continuación, se presentan algunos indicadores clave que puedes consultar para medir tu salud financiera:

Liquidez: Aunque existen muchas medidas de liquidez, una en la que puedes centrarte inmediatamente es el Ratio Actual. La fórmula para calcularlo es: Total de Activos Corrientes / Total de Pasivos Corrientes. Ayuda a expresar tu capacidad de cubrir todas las deudas a corto plazo con activos de fácil acceso. Una medida de 2:1 o más, se considera generalmente saludable.

Flujo de caja: La proporción de tu flujo de caja se calcula usando la siguiente fórmula: flujos de efectivo de las operaciones / Ingresos totales. Por ejemplo, un índice de flujo de caja del 23,49% indica que, por cada 100 euros de ventas, estás generando 23,49 euros en flujo de caja de operaciones para tu empresa.

Recaudaciones de deudores: El volumen de las cuentas por cobrar, es una medida más complicada de calcular, pero los resultados pueden ser muy reveladores para muchos propietarios de empresas. La fórmula es la siguiente: Ventas netas a crédito (no se incluyen las ventas en efectivo) / Promedio de cuentas por cobrar (el promedio de A/R es el comienzo más el final dividido entre dos). El número que se genera muestra cuántas veces en un año entregas tus cuentas por cobrar. Por ejemplo, una facturación de deudores de 3,33, indica que tus cuentas por cobrar se entregan 3,33 veces en un año, lo que significa que toma un promedio de 110 días para cobrar las cuentas. ¿Estarías contento con esa proporción? Fíjate una meta que funcione para tu empresa.

Rentabilidad: Posiblemente una de las métricas más útiles que existen es tu Ratio de Rentabilidad, que se expresa como: EBIT / Ingresos totales. El EBIT son tus ganancias antes de los intereses e impuestos. Lo que esta poderosa medida te dice, es la cantidad de ganancia que estás creando por cada Euro en ventas. Por ejemplo, un índice de rentabilidad del 12,5% significa que por cada 100 euros de ingresos que generas, en realidad estás consiguiendo 12,50 euros de vuelta en tu bolsillo. Piensa en la Razón de Rentabilidad que necesitarías para alcanzar tus metas.

Rentabilidades: Las dos expresiones más comunes de retorno económico son el Retorno sobre el Patrimonio y el Retorno sobre los Activos. Pero veamos otra medida que podría tener aún más valor para el propietario de una empresa: Retorno del Capital Empleado (ROCE). El ROCE se calcula así: EBIT anual / Total del capital invertido. Esto calcula el retorno de la inversión de capital del emresario y puede ayudarle a medir lo rápido que está creciendo el patrimonio neto al operar en esta empresa.

El ciclo de desarrollo de empresas se trata de Innovación, Cuantificación y Orquestación. Cuantas más maneras encuentres de probar nuevas estructuras o sistemas financieros, para posteriormente cuantificar el impacto que tienen en tu empresa, y luego orquestarlos en tu sistema empresarial general, más cerca estarás de ser dueño de una verdadera «máquina de hacer dinero».